Un lustro de oro
Un 14 de junio de 2015, Sevilla se tiñó azul y blanco. Se cumplen cinco años de una gesta que será recordada como el germen de un ilusionante camino por la élite del fútbol femenino.
Cinco años atrás, en la Ciudad Deportiva Luis del Sol de Sevilla, una jovencísima pero irreverente UDG Tenerife logró hacerse con un hueco en una de las mejores ligas de Europa, a base de garra, confianza y un sacrificio sin límites. Guerreras que ganaron una batalla inolvidable ante un histórico como el Real Betis, portando orgullosas las banderas de Tenerife y Canarias bajo el sol de Sevilla.
Antes de librar la última contienda, dieron un paso de gigante hacia el primer escalón del fútbol nacional imponiéndose 3-1 en la Hoya del Pozo en la ida del playoff definitivo. Un recinto en el que no cabía un alma, un hervidero de emociones y energía positiva en el que cerca de 3.000 personas inyectaban en vena al equipo sureño para llevarlo en volandas hacia el triunfo, con goles que firmaron María José por partida doble y Reichel. La llegada a la finalísima se produjo tras una trabajada eliminatoria ante el Levante Las Planas, venciendo 3-0 en El Médano y posteriormente empatando a cero en tierras peninsulares.
Domingo por la mañana, un incesante calor sobre el terreno de juego verdiblanco, y unos nombres bañados con letras de oro: Pili González, Pisco, Laura Díaz, Natalia Ramos, Cindy, Eva Llamas, Silvia Doblado, Marilén, Reichel, María José, Ana, Tibi, Tamara, Deni, Noelia Ramos, Lucía Toledo, Tania, Desirée, Carla Gómez, Laura Castro,Yanira…Pero también otros tantos que habían puesto previamente la mejor semilla para un humilde proyecto cuyo único objetivo era; soñar en grande, alcanzar la Primera División femenina y llevar la bandera de Tenerife por toda España.
El escenario bético fue testigo de un trepidante empate a tres con las firmas goleadoras de Ana (57’) y María José (10’ y 65’), con un nuevo doblete. Un partido que derivó en júbilo y éxtasis en forma de un anhelado ascenso cuya celebración conllevó un colapso de la terminal de llegadas del aeropuerto Tenerife Norte, lleno de cámaras, banderas y colores azul y blanco por doquier, entre otras anécdotas.
La entrenadora Ainhoa Meléndez iniciaba un arduo trabajo a los mandos de la dirección técnica, que luego finalizó con el mejor de los resultados Toni Ayala, técnico con más partidos dirigidos con la UDG Tenerife en la máxima categoría (91) y uno de los principales artífices de los éxitos del representativo en su corta pero brillante historia en la élite.
La exdelegada Nélida Morales recuerda “un partido muy emocionante en Sevilla, son momentos que se quedan grabados para toda la vida. Lo sufrimos mucho e incluso cuando llegó el final no nos lo creíamos. A pesar de que ya cumplimos cinco años, aún lo recordamos y se nos ponen los pelos de punta.”
La excapitana y posteriormente directiva de la entidad Tamara Martín asegura que “nunca olvidaré que cuando entré en el terreno de juego, las compañeras me preguntaban cuántos goles quedaban, solo pensábamos en eso, estábamos nerviosas y a punto de tocar cielo, y al final lo conseguimos”.
El máximo mandatario de la entidad Sergio Batista, por su parte, recuerda el hito logrado en el estadio verdiblanco como “uno de los momentos más emocionantes de mi vida, nos jugábamos mucho, no podíamos fallarle a la afición que estaba volcada en el club. La diosa fortuna estuvo de nuestro lado y logramos ese ascenso que nos ha hecho representar a Canarias y Tenerife dentro del fútbol profesional. Han pasado cinco años pero seguimos con la esencia de aquella época. Once jugadoras que vivieron ese momento único continúan vinculadas al equipo, y para nosotros es todo un orgullo”, finaliza Batista.
14 de junio de 2015, el día que el fútbol premió a las guerreras con la mejor de las alegrías. Un lustro de oro y una celebración perpetua.